Rojo crepúsculo...
que ciega mi
razón.
¡Amar era
eso!
Cruzar la
frontera,
saltar
murallas.
No pueden
abarcar
las
palabras
esta melancolía,
que me
envuelve
en medio del
silencio.
Cuando cae la
tarde.
Quizá,
el paraguas del
invierno
dulcifique
las heridas mal
cerradas.
Y, sonriente,
en mi vejez,
acepte
la victoria
de ¡haber
sobrevivido!
Ana Rosa.
(14 – IX – 16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario